domingo, 17 de noviembre de 2013

15.35

“Porque la noche está de ojos abiertos”
Mario Benedetti

Siento que le debo algo a esta hoja,
aún no puedo irme a la cama, no así,
no sin pagar tributo a esta mi amada.

Siempre se esconde en mi contradicción
y aunque la noche pase,
aunque escape
y luego venga a mí,
aunque la sienta
rara, honda, casi en la acera de lo triste.

Aunque brille con una sonrisa
y la vea arrogante,
con aire de desafío burlón
y mientras contemple
mi frustración de escritor nocturno,
de manos en arruga viva,
de ojos fugitivos, a contra párpado.

Porque la noche tiene frío
de puro roto y abandono,
porque en ella soy
horas llenas de tinta,
horas llenas de nada.

martes, 12 de noviembre de 2013

23.29



¡Qué malo es no recordar los sueños!
Tener los ojos bajo techo,
encerrados en un hogar sin estrellas,
no poder ver el cielo
por vivir en constante rebelión
contra el cambio
o afincar las esperanzas
en una mansión de cenizas
y mediocridad,
habitarse en hipoteca de vida,
sobrevivir un día y otro
sin pretensión
de vislumbrar el alba.

domingo, 10 de noviembre de 2013

18.04

Intento llegarle al alma
a una hoja en blanco.
Esta noche de guardia poética
a la inspiración
la llevan enloquecidas y en plena ceguera,
a contrarrabia,
las agujas que avanzan en un feroz silencio;
silencio de vejez, caos y sangre,
de tiempo entre barrotes llenos de madrugada.
La intuición se  convierte en hogar,
el trabajo en grilletes,
hasta que llegue la cárcel liberatoria:
la mañana, el sueño o el punto final.

03.14

Es difícil traducir la lengua de los rayos
para los que no son jinetes de la lluvia,
para los que no están acostumbrados
a la hostilidad de un cielo salvaje y feroz
o para los que no son amantes de gotas,
adictos empedernidos al ritual nostálgico
de inyectarse charcos de venas en sangre.

Para empezar a entenderlos lo primero
será empaparse hasta vestirse de nube,
hasta que la camisa se sature de cielo
y los bolsillos de monedas de granizo.
Andar hasta arrugar al cielo de puro seco
privarlo de sus amadas amigas, las nubes,
hasta dejarlo solo, viejo, rutinario y gris.