jueves, 4 de diciembre de 2014

03:04

Esperas ansiosa la aparición de mis nostalgidades,
al sacrificio al que ya estás más que acostumbrada,
estás pendiente de que te escriba el primer verso,
que te escriba palabras de solitudez y furiosidad.

No me iré hasta que te vea escrita y sangradora,
aunque mis parpados se encuentren en la frontera,
en la línea imaginaria de ojos de ardiente desierto,
no sin verte herida en tu distorsión sentimental.

Me miras y te sabes dueña y señora de mi sueño,
de lo que callan mis dedos por no delatar mi dolor,
de su garganta encarcelada en un compromiso,
y te sabes derrotada, otra vez, provisoriamente.

domingo, 30 de noviembre de 2014

14:02

Encontré un trozo de pasado doblado
que estaba coleteando en mi bolsillo.
Era pequeño
y pensé que tal vez sería un buen sitio,
diminuto, seguro y perfecto,
un techo para mis historias huérfanas,
para todos esos versos fracasados,
mis palabras desamparadas
de mirada lluviosa y sin hogar.
Estaba arrugado
y creí ver algo entre sus pliegues,
quizá fuese esperanza bostezando,
un poco de soledad mordisqueada
o la roña del rencor que acabo de barrer.

lunes, 24 de noviembre de 2014

03:25

6 de junio de 1944

Camino hacia el faro de niebla y oscuridad
a construir un hogar de lágrimas de arena
donde los vientos ya no hinchan las velas,
lejos, donde los aires andan altos y secos,
allá donde el olvido tiene nombres y fechas,
donde la marea se comió nuestro recuerdo,
donde los senderos de sangre diluida en sal.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

00:04

No me confesaré con labios cenicientos
ante este dolor que no merece escuchar
mis palabras cuando mueren las estrellas
que tanto han hecho por mantenerme.

Cerraré la fábrica de nostalgia nocturna,
le inyectaré anestesia a este placer inútil,
a esta plegaria idiota, sumisa y recurrente.

No me recrearé mucho más en la vigilia,
el sueño espera paciente, me entregaré,
me entregaré...

martes, 4 de noviembre de 2014

07:18

Me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
por un camino que no sabe de huellas
que yo estoy empezando a repoblar
con latidos de mis pies sobre el suelo,
por un sendero roto y recién lluviado,
andando lento por su tierna mojadez.

Me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
a escuchar la discusión de los vientos
que poco a poco comenzaban a nacer,
que eclosionaban con el primer pálpito,
pálpito tosco, doloroso y volátil del sol
sobre nuestras cabezas secas de noche.

Me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
a callar a la soledad, sus gritos de humo,
a silenciar sus lenguas de mil palabras,
para que no venga a enmugrecerme más
con sus estelas grises que me atemorizan,
para conseguir nuestro perdón, el olvido.

jueves, 9 de octubre de 2014

03:17

“Conozco este lugar, estoy entrando en la órbita del olvido,
estoy cayendo hacia ella, a la mortal tranquilidad, la noche.”

Me acerqué a ella y supe que estaría en sus manos eternas,
supe que terminaría por llevarme al vacío, a la falta de aire,
que excavaría y tallaría en mi pecho un agujero anochecido,
que arañaría mis decenios hasta marchitarlos de la historia.

Me distancié de mis lágrimas que musitaban puños de silencio,
supe que yo empezaría a distanciarme de esos lustros en ruinas,
que rellenaría tumbas vitales hasta dejarlas saciadas y tranquilas,
que acariciaría mis años hasta ver florecidos los campos de suspiros.

sábado, 23 de agosto de 2014

12:55

“No hablo yo de fantasmas ni de Dios
solo te cuento las cosas
que se te suelen perder”
De una canción de Charly García

Así anda mi memoria últimamente:
intermitente, blanca y temblorosa,
promesa que retorna y luz de faro,
juramento que desanda su palabra,
su buen camino, su linda confianza.

Así anda mi triste y pobre memoria:
ebria del mejor elixir, el “no pudo ser”,
borracha de arrastrar las sonrisas,
tanteando paredes o contenedores
en búsqueda de amigos o techos.

Así anda mi memoria ahora:
Ha dejado un adiós olvidado
entre las olas del recuerdo
y yo sé que no lo va a buscar.

miércoles, 6 de agosto de 2014

El narrador

La muerte siempre fue el narrador de la historia,
no hay posible evasión de la cárcel de la pérdida
aunque nos cautivaría poder torcer sus notas.
La muerte está impresa en la página del primer,
el único e inicial llanto, la primera letra borrosa,
el principal motivo de su bosquejo rabioso
que ira difuminando con dedo maestro y afilado.
La vida es, sin dudarlo, el lector de la historia,
no hay arte posible sin público ni intérpretes
que animen la cuerda floja del renglón rebelde.
La vida está impresa por encima de la muerte,
seguramente el autor, él, se supo muy astuto
y quiso que hagamos que la historia, la nuestra,
quedase indeleble en nuestro efímero recuerdo.

martes, 29 de julio de 2014

18:57

Nuestra amistad ha encontrado un bonito epitafio
en las desgarradoras llamas de las últimas palabras
que nos hemos dicho en esta tarde ya anochecida
y en las dos poesías amargas que pienso dedicarle.
Mi temor no es tu fantasma, no son tus venganzas,
sino que haya de volver a herir al suelo, romperlo
con golpes lágrima, golpes sollozo, golpes de pena,
tener que enterrar en tu fosa a otros compañeros,
otros soldados, obviamente, más valientes que tú.
Nuestra amistad supo encontrar su lugar de muerte
en tu sucia sinceridad, en tus segundas intenciones,
en mi furia momentánea que fue puño y no mano,
en estas notas que te dejo para que sepas seguro
que este y no otro ha de ser tu lecho de descanso.

jueves, 24 de julio de 2014

17:45

Marchas con puños prietos que fueron mano,
con su nombre marcado con nuevo silencio.
Marchas a las sombras, las cálidas y húmedas,
las que te vieron nacer, las que tanto prefieres.
Marchas a la oscuridad de las brasas de agua,
del desconocido, desandas lento tu confianza.
Marchas con dirección Exilio, a sentirte extraño,
a buscar el olvido, el perdón, la tierna ignorancia.
Marchas pero ahora, dubitativo, te has parado,
miras atrás, quizá la columna de sal tenga vida.

viernes, 11 de julio de 2014

04.01

Estás solo ante un millar de ojos, sobreviviendo al asesinato visual, la balacera acuchilla tus palabras con cientos de miradas catódicas observando en rutinario surround. Ante un millar manos que esperan, un silencio puesto a todo volumen. Sólo en tu letanía en blanco y negro, en periódicos y lamentos lastimeros, en una imagen de color sepia coraza. Solo, eternamente solo en la tarima... pobre y triste personaje encarcelado en el último aplauso incomprendido, cadena perpetua de fama y falsedad.

miércoles, 9 de julio de 2014

01:35

Nació con la apertura de la caja roja que lo contenía,
al calor que lo haría brasa, que lo convertiría en muerte.
La mano, tímida, lo acercó a la llama para bautizarlo
y lo llevó tierna y lentamente hacia el primer beso.
Atribulado contempló la luz diurna entre dedos ajenos,
temeroso de su destino cercano, contundente, cierto.
La boca, ávida, sorbía poco a poco su vida gris,
su corta e ínfima rutina, la suerte de consumirse,
la fortuna o estrella del que se sabe perdido.

En su último estertor, el cigarrillo, se convirtió en lanza y con un suspiro final se estrelló contra el cenicero dejando una cicatriz de humo y ascuas en su piel.

viernes, 13 de junio de 2014

13:44

En aquel parque por el que nadie camina a estas horas
los aspersores lloran desgarradamente sobre el césped
durante un día de brisa holgazana y vientos cansados.

En el pequeño boulevard de tierra se ve a alguien, a ella...

Ella pasea con los pies despreocupados de zapatos,
en un puño lleva un poco de escarcha del recuerdo,
un pedacito de memoria de varios pecados de marzo.

Ella se empapa en los aspersores y se entusiasma,
se sumerge en suspiros de errores sumarísimos
de hace siete años de olvidos y veranos estancados.

En aquel parque por el que nadie camina a estas horas
el césped se alimenta de las lágrimas de los aspersores
y ella anda empapada con los pies despreocupados. 

domingo, 4 de mayo de 2014

3:47

Cuando éramos un abrazo más entre los arboles
de aquel fugaz verano sin prisa,
cuando éramos bicicletas borrachas divagando
por aquellas calles desiertas,
cuando éramos perros paseantes por los parques
de aquel pueblo tan nuestro,
cuando éramos madrugadas de manos desveladas
por aquellas noches de ojos varados…

Entonces, cuando aún éramos…

Fuimos:
un abrazo borracho entre parques de madrugada,
una bicicleta desvelada, paseante entre arboles,
un par de perros divagando en busca de manos.

Todo esto pasó… pasó en un verano fugaz,
un verano eterno y sin prisa,
en calles desiertas, en un pueblo tan nuestro,
en aquellas noches de ojos varados. 

martes, 22 de abril de 2014

4:12

Eres reloj marcando “vida y media”.
Eres cauce que fluye nubes y arena,
eres voz torrencial que susurra ríos
y hojas verdes que esperan pacientes,
que aguardan en la otra orilla ya secas.
Eres caballo de vientos que galopan
hacia un destino de altura y vértigo,
un horizonte aún lejano pero cierto,
un lugar donde tus pasos poco importan.

domingo, 23 de marzo de 2014

06:28

Es un hombre poético de cotidiano.

Despierta,
desayuna las primeras locuras que encuentra: 

Piedras solubles de soledad de varios sabores,
un vasito de vidrio con lágrimas de verde letal,
una docena de migajas duras, medio derruidas, 
lo poco que queda de cordura sobre el mantel
que unta de forma lenta con la rotunda realidad.

Se ducha,
enjabona rápido los tres lugares clave de su alma.

Frota con la esperanza deslustrada de la rutina,
una leve esencia de serenidad, aroma a nostalgia  
y elimina la ligera lámina del dolor que llevaba.
Deja perfumada la piel con un poco de tranquilidad
y seca concienzudo lo húmedo de sus pensamientos.

Se viste,
coge los cuatro harapos de turno que llevará puestos:

Nadie realmente se percata de como visten los poetas. 
La barba negra de desbarajuste y rebeldía calculada,
una gorra para agarrar fuerte a las ilusiones fugitivas.
y algo que cubra contra el olvido que fustiga los rostros,
que los perfora y los arranca de la piel de la historia.

Trabaja,
sus sentimientos y pálpitos suben en ascensor con él.

Empuña una pluma llena de experiencias y quimeras
y la tinta corre, sangre en el cauce de un río turbulento.
Empuña una pluma que pare, que alumbra, que sega,
pluma que crea vientos del sur que rompen la esquina,
pluma que revienta y arranca vidas a base de puntos.  

Y vuelve,
siempre vuelve a ese lugar que le gusta llamar hogar:

Cierra los ojos, los espejos, las ventanas, los versos
con un descanso profundo, una aspiración ingrávida.
Ahoga a los relojes, las luces, extingue al cansancio
demuele todo, dinamita el lugar hasta pulverizarlo,
hasta hacerlo literalmente polvo con un punto final.

Es un hombre poético de cotidiano.

miércoles, 5 de marzo de 2014

3:58

Sigo escribiéndote cartas sin dirección,
sin sentido, para que no puedas leerlas.
Entre las letras torcidas se puede intuir
una lágrima herida que rasga el papel.
El lápiz únicamente sabe de espacios,
los que has dejado tras de ti, vacantes.
Estás condenada al recuerdo y la rabia,
al único y mísero poema que sé firmar.

martes, 25 de febrero de 2014

08:09

Hoy he quedado privado de ti,
esas ausencias calculadas tuyas,
hoy he quedado fuera de juego.
Qué lástima no tener infierno,
siquiera un calor que castigue,
una simple mirada de reproche.
Me dejaste por esta diferencia,
este triste malentendido mío
inmenso, incomprensible, abisal.
Ya no puedo abrazarte, te has ido,
no quedan ausencias remediables.
Esta vez, la grieta es definitiva.

miércoles, 19 de febrero de 2014

19.11

Vives entre cadenas, los brazos hambrientos de otros,
entre dedos que devoran tu esperanza en la oscuridad.
Mientras, las manos tantean un manantial de secretos,
secretos que tenías bien guardados detrás de tu armazón.
Ahí yacen, ahí, los pedazos de piel que has ido descosiendo,
que has ido lanzando de forma cuidadosa sobre la alfombra.
Acaso después de un rato de sabanas y humo puedas llorar.

Acércate a los focos, abandona los hilos que te atan,
muchacha alma de marioneta no tengas miedo a volar.

sábado, 8 de febrero de 2014

13.54

Si fuese sólo abrir la ventana
o mirar la oscuridad por el cerrojo;
si fuese escuchar las voces cercanas.
Si fuese sólo oír mis suspiros
que se convierten en vaho
o ver pasar a las cinco mariposas
de turno, vagando, rumbo perdido.

Si la vida fuese uno, sólo uno,
no habría saltos al vacío
sin resistencias ni corazas que valgan,
no habría esas hermosas caídas.

Tantas cicatrices que marcan nuestra historia
que la hacen turbulenta
y nos regala esas estrellas derribadas
que cogemos en los días llanto de perro.

Si creer fuese tan fácil
no habría necesidad de salir
a buscar las sonrisas fuera de casa.

sábado, 25 de enero de 2014

14.18

“La madurez es un regalo envenenado” Fernando Acero

He decidido ir desnudo de soledad y mentiras,
no acorazarme en un reflejo indigno de nosotros.
Ir al encuentro de nuestras manos y las ajenas
sin empuñar armas o silencios que nos separen,
sin tener que llenar horas con preguntas vacías.

He decidido caminar tranquilo entre palabras llanas,
dejar de lado las colisiones con mi propia ignorancia
y legarles el escenario a los que quieran engañarse.
Estoy cansado de defenderme de los golpes del río,
de mis embates contra los árboles, sus hojas viejas,
estoy cansado de tiranizar a la tinta a base de rabia.

He decidido tantas cosas…

Dejar de esperar a que me acoses con tu ausencia,
dejar de esperar a que, por una vez, te preocupes.

sábado, 18 de enero de 2014

02.09

Ahora sé, después de tantos espejos rotos,
que no podré deshacerme de mis cicatrices,
son líneas que forman este mapa de baches
que, como tantas otras cosas, son tu legado.

Ahora sé, tras atascarme entre mil suspiros,
que estaré varado por siempre en esta casa,
casa de la que solo queda el techo insaciable,
techo que devora cielo, estrellas y esperanza.

Ahora sé, después de tanto amor y farsa,
que viviré consumido, miserable, huérfano,
que ya no queda nada en este teatro vacío
solo un aplauso triste e incomprendido.

martes, 7 de enero de 2014

17.04

No tengo mucho para ofrecer,
a duras penas
una vieja idea,
una imagen gris y polvorienta
que hace dos suspiros y medio
guardaba dentro de una jaula;
un reloj,
piernas largas, negras y finas,
estranguladas y moribundas
desde aquel verano de ceniza;
una bolsa llena de céntimos,
la herencia que me dejaste,
uno por cada perla al suelo,
por cada cuervo abandonado;
un chaleco de hombre muerto
que es lo que me queda
para vestir
todos los días.